1. A mi pueblo
A polvo me sabe el camino a charcos y a escambrones y a la sombra del ramaje en silencio los gorriones. A almíbar me sabe la viña y a sol los girasoles, en la caída de la tarde un canto de ruiseñores. A fresco me huele el huerto y a perfume sus flores y el agua de la fontana un espejo que no se rompe. A miel me saben tus besos en tarde color de cobre, que en tus brazos yo me siento con cuerpo todo de hombre. Qué niña duerme la luna sobre la cuna del monte y en las jaras retorcidas su luz en ellas se pone. En magia mil farolillos, en bruma y soledad el bosque y en las ramas del almendro mil copos de nieve en brote. El camino de mi pueblo se adelgaza y se encoge, en tinieblas cantan grillos y en el claustro los monjes. Que en esa plegaria dormidos los niños con rostro de soles a miel me supo la campiña y en mi pueblo me hice hombre. |
2. A Mari
Pastel de nieve tu boca, tu boca perfuma el viento, corazón blando y de arena, tu alma me habla en silencio. Leche en rocío tus pechos, fontana que da la vida, y en esa tarde en incienso, racimos que doran tu viña. Rosa son tus mejillas, tus labios como granadas, y en esos tus ojos marisma se está bañando mi alma. Caricia, sonrisa y alba, ensueño que se hace pecado; que el fruto de esa manzana madura en tu seno sagrado. Vestido en almíbar cuajado ese tu amor tunante, por doquier y enajenado, buscan mis labios besarte. Que sueño pequeño y grande, envuelto en la sal de tus olas y en ese rubín de la tarde me está oliendo ya a rosas. |
3. Al pino de mi tierra
Tu traje verde vejiga, agrietado tu tronco en siena, enraizada en polvo y en tierra tu vida entre jara y encinas. La clara luz de Castilla en mimo de luz te besa, y en esa tu piel añeja canciones están esculpidas. Hongo gigante en la cima, silencio en tu ser y quimera, anuncio de primavera, como rosa en el monte perdida. La Virgen del Aviso divina como madre te tiene a su vera, y en ese perfume a la cera la Virgen te besa y te cuida. Canta el jilguero a tu orilla y el viento contigo juega, el conejo escarba la arena de tu sombra gigante fría. Está marcada tu vida en lo alto de la ribera, y es que el sol te la llena y la luna te da su caricia. Pino escarchado de brisa, ¡qué sabia llevan tus venas!, ¡qué virgen está tu madera! y en tierra del vino te ubicas. Nube en verde teñida, tu copa con traje de seda, cuna de sol y de estrellas, pino que al cielo te arrimas. Brota en tu piel la resina, y juega contigo la abeja, y por esas tus ramas añejas se pasean un ciento de ardillas. ¡Qué bonito y qué maravilla!, es poder tenerte tan cerca, y a ti dedicarte una fiesta con labriegos en romería. Y es que entre sueños y rimas va a llenarme de pena, si alguien te corta o te quema, por odio fundido en envidia. Pino de la noche y el día, guardián de mi Casaseca, rey del monte de Gema, y de Zamora reliquia. Brindo a ti esta poesía, la diré de verbena en verbena, y a la luz de la luna llena pediré a Dios que te bendiga. Y es que tu compañía hace a Zamora más bella, vive y crece y muere en ella, en recuerdo de mi provincia. |
4. A Zamora
Pssss… ! callad, silencio ! que en el regazo de Castilla sueña mi eterna Zamora, de gala vestida y de moza, entre murallas recogida. Sueño mecido en tu cuna, que tu vida es mi vida, y por esos valles y lomas de sol sus campos se toman, y nacen las golondrinas. Besando tus muros benditos te va cantando la brisa, y por esas calles de ronda, con pinchos, cafés y unas copas, mi tierra se vuelve divina. Zamora, de hombres valientes, ciudad de gente sencilla; no se hizo en una hora esa tu digna corona, en oro, perlas y amatistas. Aldeanos rudos, caballeros, poetas, pintores y artistas, hombres duros como rocas, dulzaineros tocando sus coplas hicieron marca en mi villa. El Duero te besa y te canta y una oración te musita; allá arriba en la picota tu catedral vieja y remota en madre se vuelve erguida. Calle de Herreros y Lobos borrachas en ajo y en viña; se hacen agua las bocas, con picantes tapas jugosas, aliñadas en tus cocinas. Dorados están tus trigales y en silencio tus campiñas; en tus valles mil amapolas, provincia oliéndome a rosas, a romero, tomillo y encinas. Zamora, perdida en el llano, en cuna de Duero dormida, de capa vestida y de toga, por madre te tengo señora, rico tesoro y santa reliquia. Sellado tu ser en el tiempo tu historia en bronce fundida, te da Viriato su sombra, y en mágico duende te ronda y te protege y te vigila. Tierra ruda y valiente Zamora amada y querida; me diste tú tantas cosas, que en un manizo de rosas te entrego mi ser y mi vida, pues eres pequeña y hermosa, buena, humilde y bonita. |
5. Rasgos y deseos
Incendio, que vengan ángeles bomberos, que apagando en mí el fuego, habré de morirme y al cielo. La brisa, que siendo barquito de vela, por esa marisma me llevas, y tu soplo me acaricia. Te siento, que en rojo cereza se han vuelto tus labios, robándome un beso, hasta quitarme el aliento. Sonrisa, que en esta tu tez morena, la luna se vuelve de seda, y en ella se acuna y cobija. Hambriento, quizás de triunfo y destellos, quizás de paz y de ensueños, sin ir por la vida harapientos. Fuentilla, que ha de nacer en mi sierra, riega la roca, rueda la piedra, y corre por mí cristalina. Incienso, porque en mí yo te tengo, que está oliendo tu cuerpo a jazmines que lleva el viento. Amatista, perdida en desierto de arena mi alma perdida se queda, y nace de nuevo en artista. Tientos y cantigas, sonrisas y lamentos, se vuelve el mar en arpegios, por los que navega la vida. |
6. Cabalgando
Te han clavado la espuela caballo de crines blancas y en ese tensar de las bridas, tu piel dolida y herida, se encoge en dolor y adelgaza. Trotando por la vereda y a galope por la majada, se va gastando tu vida, caballo en pintas teñidas, en sol, en oro y en plata. Eco tu relincho en la sierra, juguetón y casi con alas vas recortando la brisa, caballo de blanco y ceniza, por valles y por vaguadas. Se ha arrimado a la cerca casi al romper el alba, ese copito de nieve, y envuelto en rocío duerme, con viento y sabor a montaña. Toqué tu lomo de seda, acaricié tu cuerpo y espalda, y al despertar la noche oscura, ¡mira por cuánto y por dónde! cabalgando yo estaba. Con cuerpo de jinete en sueño. cabalga que te cabalga. |
7. Silencio
Un momento de silencio para dárselo a mi vida, que conmigo yo me encuentro al atardecer del día. Será que la vida es sueño y el sueño una melodía, será que la vida es cielo y el cielo una poesía. Un segundo, mi cerebro a lejanas tierras partía, a la busca de recuerdos que a mi alma entretenían. Retorné de niño al pueblo de donde yo procedía, jugando al aro retuerto y a hacer otra vez picardías. Y en la vuelta a ser pequeña mi alma pura se hacía que un segundo, voy despierto, caminando al mediodía. Que en la calma nace un rezo y al amar una cantiga, un momento me estremezco, pues el ruido me fatiga. Será en viejo aposento donde yo mi historia describa, por ese camino incierto y de cierta melancolía. Será que la vida es sueño, y el sueño un ser con poesía. |
8. A las aves
Colibrí de la primavera que estás buscando una rosa, vuela a mi alma mimosa y liba su rico néctar. Ven a mi casa, paloma, en vuelo de mensajera, ven a posarte a mi vera y arrulla mi m vida corta. Jilguero, pintado en mi barca, con arpegios de alma loca, en rimas tu brisa me sopla y tus coplas mi sentido besan. Que venga a mí la gaviota, en viento hinchando sus velas, y entre lunas y mareas, posa tu blancura en mis rocas. Calandria de la pradera, envuelta de mariposas, cantando recitas mil notas que a mi corazón apresan. Alondra de sementera, canta al nacer la aurora, que con tu vuelo de ronda florecerá mi pradera. En vuelo de luz misteriosa, el ave que ronda mis penas, me quita toda condena y sus trinos a mi alma la roban. |
9. A las seis de la tarde
Solo, en oasis de silencio, a las seis de la tarde; solo con mil recuerdos, que en mi cerebro arden. La música a lo lejos, los ruidos por la calle; en paz yo me embeleso, sin molestias de nadie, y solo, me hago viejo a las seis de la tarde. El sol se está escondiendo, el día en noche se hace, y en mi alma enciendo los recuerdos a mi madre. Hoy se ha muerto el viento y el crepúsculo ya se abre, como un abrazo en el cielo nacerán mil diamantes, y velarán a mi sueño a las seis de la tarde. Tres golondrinas en vuelo vestidas en negro azabache, me acompañaron de lejos a las seis de la tarde. Silencioso y en venero me embriago yo de arte, que estas líneas y versos la magia de paz reparten y me están regalando un beso, a eso de las seis de la tarde. |
10. Entre dos aguas
He nacido para soñar por senderos de la vida; será quizás un delirio, será que siempre soy niño, balbuceando fantasía. He soñado para trovar un verso junto a la ermita; será por mis seres queridos, será por mi padre y amigos, en descanso y paz bendita. He trovado para cantar mil versos y melodías; que en loco de pobre mendigo, voy por el mundo perdido, mendigando hasta alegría. He cantado para rezar de noche y al mediodía; y en ese frágil suspiro, mi alma en piadosos latidos, en ángel de luz revestida. He rezado a caminar por valles y serranías; y si hago al andar camino, me habrá señalado el destino, que irá persiguiendo mi vida. He caminado para beber, el agua de tu fuentilla; que sediento de lo divino, iré a recoger el rocío, que me bañe y me bendiga. |