Pinceladas sobre la vida de Alexal

Acababan de fallecer dos de las grandes guerras en Europa, aún frescas en el recuerdo de la gente y no muy lejanas, cuando hacia los umbrales de 1947, comenzaron a despuntar los sentidos del futuro artista con aquella luz y colores que se le iban a ir brindando a lo largo de su vida.

Nacido en la ciudad de Zamora a orillas del río Duero, una de las muchas y sencillas ciudades de la región castellano-leonesa y en el regazo de una humilde familia cristiana, pasa él sus primeros años de infancia en el pequeño, familiar y sencillo pueblo de Casaseca de las Chanas, cuyo diario estaba marcado por aquel entonces por las pesadas tareas del campo de sus humildes y rudos labriegos.

Al futuro artista se le bautizó en la iglesia monumental de San Juan Bautista del pueblo de su infancia con el nombre de Alejandro (Albarrán García) y fue el primogénito de otros cinco hermanos nacidos más tarde.

A la edad de cinco años, no se podía él aún suponer el para qué le iban a servir los dibujos y bocetos que una y otra vez ya entonces de párvulo se atrevía a pintar a ciertas horas de Escuela, ni tampoco el que dichas prácticas le iban a ser tan importantes, que no solamente aprendería a dibujar con ellas, sino que también ellas ayudarían a incentivar la propia fantasía y lo cual sería además el inicio de su amor a la pintura.

Después de haber cumplido la edad de nueve años, deja la vida idílica de su pueblo para viajar al Internado del Colegio «Corazón de María» de Baltar, situado en las estribaciones de un pequeño y perdido poblado de la costa gallega de la Coruña.

Allí comienza él su Internado y estudios al sacerdocio.

Durante los años de Internado en los que Alejandro estuvo apartado de su seno familiar, se hospedaron en él tiempos de creatividad y de armonía en un ambiente cristiano y religioso. Durante estos años fueron creciendo paulatinamente en él las anteriores é inapreciables habilidades que más tarde serían para él condiciones para dar comienzo a su pasión por las tareas de las artes pictóricas.

Después de once años de Internado y, ya a la edad de 20 años, deja Alejandro su vocación al Sacerdocio y vuelve al pueblo de su niñez donde él pasó los primeros años de su vida como hijo de un buen padre labrador y herrero y de una madre cristiana y maestra en las labores del hogar y en la educación de sus hijos.

Liberado ya de las rigurosas reglas de su Internado, comienza Alejandro, acto seguido, a dedicar con intensidad muchos de sus ratos libres a la pintura y ello intensificaría paso a paso cada vez más su cariño por la pintura y por el arte.

Con un par de pesetas de la cartera casi vacía de sus padres, compra él en su ciudad natal de Zamora los primeros y pocos pinceles, óleos, lienzos y el trípode de pintar, con los que comienza él a realizar sus primeros trabajos artísticos. Con ello, había dado Alexal un paso importante para la realización de sus sueños.

Después de muchas pruebas con diversas técnicas y estilos en la pintura, se iría cristalizando en él su propio estilo y formas pictóricas, que él sigue poniendo en práctica hasta el día de hoy con la marca y distintivo de su pseudónimo de Alexal para sus obras artísticas.

La fantasía del artista en unión a su recuerdo fotográfico, así como la corriente surrealista moderna y también el descubrimiento y la interpretación de diferentes obras dalinianas, le llevan a crear su propio estilo y contenidos en el Surrealismo.

Aunque el pintor trabajó y realizó también cuantiosos y diversos experimentos y trabajos al carbón, óleo, acuarela y hasta en la escultura y tallados en madera antes del 1974, sin embargo, ni él pudo, ni quiso tampoco mostrar por entonces dichos trabajos al público, a no ser a un reducidísimo y elegido número de personas.

La después y casi siempre positiva y objetiva crítica general sobre sus obras y el asombro de ciertas personas particulares sobre la fantasía mostrada por el pintor ya en sus primeras obras, forzaron finalmente al artista a mostrar sus trabajos abiertamente al público.

Con ello se llegaron a realizar sus sueños por la dedicación al arte y que hasta el día de hoy permanecen en sus cuadros con el nombre de Alexal. Ello lo demuestran un gran número de Exposiciones particulares y colectivas a las que él ha sido invitado y ha participado desde 1974. (Ver en navegación: «Exposiciones»).

Para hacer tributo de fidelidad a su arte y pintura, desea Alexal finalmente traer aquí al recuerdo las siguientes líneas que escribió Inés Carbajal sobre su arte pictórico en el periódico « La Opinión » del Correo zamorano en el apartado Galería/Dominical a principios de los años noventa:

<<….de las manos de Alejandro desborda un chorro de luz y de color que deslumbra y destella su ser, a la búsqueda de su propia felicidad y esa felicidad se halla posiblemente en el punto de unión de dos caminos divergentes que dan la pauta al destino de su vida: Dios y el arte.>>

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